Aunque existen pocos antecedentes de la ciudad Aguascalientes, anteriores a su fundación oficial en 1575, si se sabe que ya existían algunas fincas, entre estas, algunas casas y dos construcciones muy modestas. La que posiblemente fue la primera edificación, consistía en una ermita, levantada en honor de San Sebastián, que se localizaba en un sitio cercano al Templo del Rosario, por la actual calle de Venustiano Carranza. La otra construcción consistía en un fuerte o presidio, que se localizaba entre las calles de Moctezuma y Victoria, a un costado de lo que fuera el antiguo Camino Real, que cruzaba por esta ciudad, a lo largo de las actuales calles de 5 de Mayo y José María Chávez. Con la expedición de la Real Cédula del 22 de octubre de 1575, firmada por el doctor Gerónimo de Orozco, en su calidad de Presidente de la Real Audiencia de Guadalajara, quedó formalizada la fundación del pueblo, en el sitio conocido como de las Aguas Calientes. A los costados del antiguo Camino Real de México a Zacatecas, se congregaron las primeras edificaciones, se inició la construcción de una modesta capilla, que posteriormente habría de ser el Templo Parroquial de la villa, que andando el tiempo se convertiría en la actual Catedral, a su costado, el señor cura don Pedro Rincón de Ortega, mandó edificar en 1665 la residencia de los poseedores del Vinculo y Mayorazgo de la Ciénega de Mata o de Rincón. Posteriormente, en 1855 fue vendida al Ayuntamiento y este lo vendió al Gobierno del Estado en 1856, siendo Gobernador el Licenciado Jesús Terán, quien lo destinó a partir de entonces, a servir como residencia de los poderes locales. La finca del Palacio Municipal, data de las postrimerías del siglo XVIII, fue don José Rincón Gallardo quien cedió el terreno para su construcción el 30 de septiembre de 1701, a condición de que lo utilizara el Ayuntamiento en la edificación de casas reales y cárcel, sin embargo, tendrían que pasar cien años, para que la finca del actual Palacio Municipal fuera terminada. A fines del siglo XVI, se veían unas cuantas casas entre un bosque de mezquites, sin formar calles, A principios del siglo XVII se edificaron mejores casas, formando calles y plazas, para 1650, las familias adineradas comenzaron a construir grandes casonas por las calles de Tacuba, la actual calle de Cinco de Mayo y de San Diego, la hoy de Francisco de Rivero y Gutiérrez. Paralelamente al crecimiento de la población, se fueron formando los barrios, de esta forma, las fincas construidas por sus primeros pobladores, les proporcionarían un toque característico, que los haría diferentes a cada uno de ellos. Con el tiempo se fue transformando, la piqueta demoledora que nada perdona, todo lo destruyo, Aguascalientes tenía todo para ser una gran ciudad colonial. De aquel modesto poblado, de fincas con muros de adobe, de calles estrechas y empedradas, pasando por el empleo de la cantera rosa y amarilla, con grandes puertas de madera, de pesados y elaborados herrajes, ventanas enrejadas, de los grandes edificios religiosos y civiles, muy poco sobrevive.